Quesos

  #42Quesos Caseros y Malos Olores: Un Genio te Explica Cómo Evitarlos

May 24, 20254 min read

¡Saludos, amantes del queso artesanal! Aquí su Doctor Quesero, listo para desvelar uno de los misterios más comunes y, a veces, frustrantes del mundo quesero casero: ¿por qué mi queso huele mal? No se preocupen, no es magia negra ni mala suerte. Como un verdadero genio de los quesos, les aseguro que la ciencia y la buena práctica tienen todas las respuestas.

A veces, al abrir nuestra nevera o nuestra cava de maduración, nos encontramos con un aroma que dista mucho de ser el delicioso perfume de un queso bien hecho. Ese olor desagradable es, casi siempre, una señal inequívoca de que algo no salió como esperábamos en el proceso. La causa principal suelen ser microorganismos indeseados que han encontrado en nuestro queso el ambiente perfecto para prosperar, compitiendo con las bacterias "buenas" que sí queremos para el sabor y la textura.

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La higiene es la primera línea de defensa. Si nuestros utensilios, moldes o incluso nuestras manos no están impecablemente limpios, estamos invitando a bacterias y mohos extraños a colonizar nuestro queso. Además, la calidad de la leche es fundamental. Una leche que no está fresca o que ha sido mal manipulada desde el ordeño, ya trae consigo una carga microbiana que puede ser difícil de controlar. Sumado a esto, un control deficiente de la temperatura durante las etapas iniciales de elaboración (acidificación, coagulación) puede favorecer el crecimiento de estos intrusos.

Y hablando de ingredientes clave, no podemos olvidar el papel estelar de la sal. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, la sal no solo es un potenciador de sabor, sino un agente crucial en la conservación y el control microbiano. Un queso con muy poca sal es un paraíso para las bacterias y mohos no deseados, que pueden generar olores a rancio, amargo o incluso a amoníaco. Por otro lado, un exceso de sal puede inhibir el desarrollo de los cultivos deseados, afectando la maduración y, paradójicamente, llevando a perfiles de sabor desequilibrados que también pueden percibirse como "malos olores".

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Finalmente, el ambiente de maduración es tan importante como la receta misma. Una humedad excesiva, una ventilación inadecuada o temperaturas fluctuantes en la cava pueden crear el caldo de cultivo perfecto para mohos y levaduras salvajes que arruinarán el aroma de nuestro queso. La paciencia y la observación son vitales en esta etapa; un queso que huele mal durante la maduración rara vez mejorará. Es crucial voltear los quesos, limpiarlos si es necesario y asegurar que el ambiente sea el idóneo para el tipo de queso que estamos elaborando.

Adentrándonos un poco más en la maduración, es vital entender que cada tipo de queso exige condiciones específicas de temperatura y humedad. Un ambiente demasiado cálido acelerará procesos no deseados, mientras que uno excesivamente frío podría detener el desarrollo de los cultivos beneficiosos. La ventilación es otro héroe silencioso; sin un flujo de aire adecuado, la humedad se estanca, creando un microclima ideal para el crecimiento de mohos y levaduras indeseadas que, inevitablemente, se manifestarán en olores desagradables, desde un moho terroso hasta un aroma a levadura fermentada que no queremos.

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Es importante aprender a diferenciar los "malos olores" de aquellos aromas complejos y deseables que desarrollan los quesos madurados. Un olor a amoníaco muy fuerte, por ejemplo, suele indicar un exceso de proteólisis o un pH demasiado alto en la superficie. Un aroma a rancio puede ser señal de oxidación de las grasas, a menudo por una mala calidad de la leche o un almacenamiento incorrecto. Los olores ácidos o agrios intensos, por su parte, pueden sugerir una fermentación descontrolada. Detectar estas señales a tiempo es clave para poder intervenir o, en casos extremos, saber cuándo un queso ya no es apto para el consumo.

Mi consejo de genio para evitar estos disgustos es la prevención. Mantén un registro meticuloso de tus procesos, desde la pasteurización de la leche hasta las condiciones de tu cava. Si detectas un ligero olor anómalo al inicio de la maduración, a veces una limpieza superficial con una salmuera ligera o vinagre de sidra de manzana diluido puede ayudar a controlar los microorganismos superficiales. Pero recuerda, la mejor cura es siempre la prevención: ¡un queso bien cuidado desde el principio es un queso que olerá a gloria!

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En resumen, evitar los malos olores en tus quesos caseros se reduce a una combinación de higiene rigurosa, buena calidad de la materia prima, control preciso de la temperatura en cada etapa, un salado adecuado y un ambiente de maduración óptimo. No te desanimes si alguna vez te encuentras con un queso "oloroso"; cada error es una lección. Con estos consejos del Doctor Quesero, estarás un paso más cerca de crear quesos artesanales que no solo sepan deliciosos, ¡sino que también huelan a pura perfección!

¿Has tenido alguna experiencia con quesos con malos olores? ¡Comparte tus dudas o trucos en los comentarios!

Un Apasionado por la manufactura y enseñanza del arte de hacer Quesos Artesanales y ganador de 4 premios internacionales a escala global

Dietrich Truchsess

Un Apasionado por la manufactura y enseñanza del arte de hacer Quesos Artesanales y ganador de 4 premios internacionales a escala global

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